Ante todo, aprenda a despertarse como es debido.

Estírese, extienda los brazos, bostece varias veces, estire las piernas y todo el cuerpo.

Mientras todavía esta en la cama haga el siguiente ejercicio de estiramiento:

Con los pies juntos, tobillo con tobillo, empiece a estirar la pierna derecha, sin levantarla de la cama, como si quisiera prolongarla. Tiene que sentir el tiro desde la cadera hasta el pie y de momento la pierna se alargara un centímetro o más. Consérvela en esta postura mientras cuenta treinta, después relájese haciendo que el pie derecho se ponga al mismo nivel que el izquierdo. Repita el mismo ejercicio con la pierna izquierda.

Este ejercicio estira la columna vertebral y entona los nervios del simpático. Produce un efecto rejuvenecedor en todo el cuerpo. El máximo es sesenta segundos para cada pierna. Pero puede repetir, si quiere, el ejercicio por la noche. Si su cama es demasiado blanda, no lo haga en ella, sino espere a estar presto a realizar otros ejercicios sobre el suelo y sencillamente empiece con este.

A propósito, si quiere usted suprimir esos "dolores de espalda" no duerma en una cama blanda. Adquiera otra dura, o meta una tabla debajo del colchón. Hágalo así durante una semana más o menos, a modo de prueba y observara una gran diferencia en la manera en que se siente.

Otro punto importante que hay que tener presente es no saltar jamás de la cama, aunque tenga usted mucha prisa, porque esto produce un choque en todo el sistema nervioso. Concédase algún margen de tiempo para volver a este mundo desde el umbral del otro. Procure que este paso sea lento y gradual, de modo que de tiempo a su cuerpo para iniciar su marcha.

Los animales nos dan un buen ejemplo de como debemos hacerlo con naturalidad. Observe por ejemplo a un perro o a un gato. Nunca se levantan de un brinco, como no sea que están en peligro o haya ocurrido alguna alarma, sino que estén bostezando y estirándose un rato hasta que se despiertan del todo. Después se levantan lentamente sobre sus extremidades.

Imítelos.