Es muy usual que el tenis de competición sea estresante y mentalmente exigente.

Los torneos y clasificaciones crean una gran presión sobre el rendimiento. Se espera que los jugadores alcancen muchos periodos de alto nivel durante el año, que además coincidan con duros rivales, partidos cruciales y condiciones de gran desafío. Es entendible que esos jóvenes competidores que tienen problemas para adaptarse a estas situaciones fracasen casi siempre al pretender lograr su autentico potencial.

Para mantener el progreso es esencial por consiguiente que los jugadores vean la competición como un peldaño, un reto, y una oportunidad de mejorar.

Perder nunca es un problema siempre que se aprenda la lección, se acepte la responsabilidad y se hagan los planes.

La competición es la mejor manera para los jugadores de controlar su progreso y los deportistas positivos buscan siempre las oportunidades para probar lo que han aprendido ante las mayores adversidades. Siempre es una pena ver casos donde los jugadores evitan torneos, contrarios o situaciones "que asustan". Este tipo de jugadores han adoptado desde luego una actitud que les limitara en su crecimiento a largo plazo.

Los buenos lo que hacen es buscar los desafíos y emplear lo que aprenden para asegurarse que cada rendimiento es aun mejor que el anterior.